domingo, 15 de diciembre de 2013

Las Cuevas de Ajanta - Aurangabad, India

Este maravilloso complejo de cuevas budistas fue construido y ocupado entre los siglos II A.C y V o VII D.C. Pero más que cuevas son majestuosas construcciones talladas en roca sobre la pared de la montaña, y es uno de los lugares más fascinantes para visitar en el subcontinente indio.


En mi blog anterior escribí sobre las cuevas de Ellora. Varias cosas que mencioné sobre el lugar y los demás puntos de interés no los voy a volver a mencionar, así que cliquea aquí para leer sobre las Cuevas de Ellora y el turismo de la región para ampliar información.

NOTA: Para leer sobre detalles y sugerencias sobre cómo viajar por la zona, recomiendo leer mi artículo anterior.

Las Ajanta Caves, como se las conoce allá, son un complejo de cuevas mayor que Ellora (aunque son menos "cuevas"), e incluye varios frescos pintados sobre la roca que están considerados entre los mejores preservados del mundo. Es un lugar de interés cultural y artístico de una inmensa magnitud. Por esta razón la UNESCO ya las ha declarado Patrimonio Histórico de la Humanidad.




A diferencia de las Cuevas de Ellora, que incluyen "cuevas" budistas, hindúes y jainistas (para leer sobre jainismo cliquea aquí), las de Ajanta comprenden un conjunto de 28 cuevas exclusivamente budistas. Aunque, nuevamente, la palabra "cueva" es en extremo despreciativa, ya que estas son construcciones gigantescas y de un gran talento artístico y arquitectónico. Las cuevas comprenden maravillosos templos y monasterios construidos en la roca de la montaña, con hermosas esculturas dentro, stupas budistas, estatuas y frescos y pinturas de un gusto y talento excelentes.

IMPORTANTE: Las Cuevas de Ellora cierran todos los martes. Y las de Ajanta cierran todos los lunes. Hay que tener esto presente, pues con frecuencia las mismas agencias o choferes que se contratar para ir no lo saben o lo olvidan.

Las Cuevas de Ajanta también son más antiguas que las de Ellora. Fueron construidas a partir del siglo II A.C. hasta el V o VII D.C. Se estima que los primeros en llegar a la zona y comenzar a trabajar en las "cuevas" fueron monjes budistas itinerantes que dedicaban su vida a viajar por la región con la misión de propagar el budismo. Éstos aprovechaban temporada seca para viajar y enseñar, y durante la época lluviosa se establecían en algún lugar tranquilo hasta que volviera la siguiente temporada seca. Con el correr de los siglos la comunidad de monjes fue creciendo, y llegaron a contratar trabajadores externos para las grandes construcciones. Se cree que lo que causó que abandonaran el lugar entre los siglos V y VII D.C. haya sido que la religión hindú estaba ganando mucho terreno frente a la budista, y ya no se sentían cómodos enseñando a los habitantes locales.

Es interesante observar la evolución a partir de las primeras cuevas construidas claramente según la tradición Hinayana o Theravada, y las de la última época, que siguen la tradición Mahayana (Para leer sobre la diferencia entre las 3 principales corrientes del budismo, haz click aquí para leer mi artículo).





Las cuevas estaban escondidas entre una espesa jungla hasta que fueron re-descubiertas en 1819 por un grupo de soldados británicos que había salido de caza. Desde un peñasco del lado opuesto a las cuevas, al pie del inmenso acantilado, descubrieron las cuevas e informaron a sus superiores. Estoy seguro que Lara Croft (Tomb Raider) hubiera dado lo que fuera por estar en su lugar.





El turista puede subir hasta el mirador natural desde el cual fue re-descubierta la zona por los ingleses. Es fácil de llegar, porque se verá un puente colgante que cruza el acantilado. Al cruzar este puente hay que caminar a través del bosque por un camino prolijamente construido. Luego se comienza a subir la colina. El último tramo es un poco más natural y dificultoso.






Una vez encima se puede observar la vista privilegiada que tuvieron los soldados ingleses cuando re-descubrieron el lugar. Yendo un poco más allá, se llega a otra parte que tiene una vista hermosa de un conjunto de cascadas y cataratas. Es un lugar extremadamente hermoso. Lo único que nos arranca del idilio son los locales que intentan forzar una y otra vez la generosidad de los extranjeros. Su truco es no despegarse de uno ni dejar de hablarle, para estropearle la experiencia hasta que éste termine dándoles dinero o comprando alguna piedra; o, quizás ser lo suficientemente agresivo para echarlos y convencerlos de que esta vez no tendrán suerte.


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